Con 802 especies de anfibios, Colombia ocupa el segundo lugar, después de Brasil, como la nación con mayor diversidad de estas increíbles criaturas en la tierra. Lamentablemente, el 46% de estas especies (368) están en peligro de extinción y es probable que ese número aumente, en la medida que se descubran nuevas especies en los estudios de los últimos fragmentos de hábitat natural.

En 2016, se firmó un tratado de paz en Colombia con la guerrilla de las FARC que puso fin a la guerra civil más antigua del mundo. El país ha emergido en una nueva era de estabilidad y prosperidad, pero ¿cómo ha afectado el conflicto anterior y la paz actual a este grupo sensible y altamente amenazado como son los anfibios?

La Fundación ProAves nació en 1998 con el sueño de un grupo de personas de salvar al Loro Orejiamarillo de su extinción, y se constituyó legalmente en 2001 en Jardín, Antioquia. Los primeros éxitos de conservación con el loro impulsaron al grupo a ampliar su enfoque para estudiar y conservar otras especies amenazadas a nivel mundial según la UICN, especialmente aves y anfibios en todo Colombia.

Sin embargo, el equipo de biólogos apasionados y dedicados enfrentó varios desafíos. A finales de los años 90 y principios de los 2000, Colombia estaba en crisis con un gran conflicto nacional entre grupos guerrilleros, brigadas paramilitares, narcotraficantes y el ejército nacional financiado por el llamado “Plan Colombia”. La situación era compleja y peligrosa con la guerrilla de las FARC y el ELN controlando muchas áreas rurales del país.

En un momento en que muchos dijeron que era imposible estudiar o incluso conservar la biodiversidad amenazada en Colombia, el equipo de ProAves no se inmutó y creció a más de 60 biólogos que trabajaron en algunas de las áreas más hostiles del país para localizar las especies más raras y evaluar cómo podrían salvarlas de la extinción Esto tuvo un costo considerable y muchas experiencias desgarradoras, entre ellas infortunados sucesos como algunos ataques a miembros del equipo y el secuestro de uno de ellos durante cinco meses acusado de ser guerrillero, pero finalmente liberado por ser inocente de estos cargos. También se vivió un incidente difícil cuando uno de nuestros grupos de campo fue confundido y recibió un ataque con cohetes de un helicóptero Black Hawk. Afortunadamente, ninguno de los incidentes ocurridos durante todos estos años tuvo consecuencias que lamentar para la Fundación ProAves.

Gracias a la persistencia y la dedicación del equipo por la conservación, se alcanzaron logros excepcionales que sentaron las bases para proteger a muchas de las especies más raras del país.

A pesar de los riesgos y los sacrificios realizados, algunas personas de la comunidad enajenaron y criticaron a ProAves. Lo que sabemos hoy es que el establecimiento de una red estratégica de 28 reservas naturales en 13 departamentos de Colombia, con un total de más de 60,000 hectáreas estrictamente protegidas para las especies más amenazadas antes de 2016, ahora sería prácticamente imposible dado el avance de los procesos de deforestación en muchos ecosistemas críticos por su biodiversidad.

Irónicamente, el proceso de paz ha provocado un tsunami de inversión y desarrollo centrado en gran medida en explotar la tremenda riqueza natural de Colombia: sus bosques, ríos, minerales y suelos fértiles. Hoy en día Colombia tiene una de las tasas más altas de deforestación y la conservación está simplemente abrumada. Incluso las áreas protegidas están sujetas a una inmensa presión como ocurre con varios de nuestros Parques Nacionales afectados por fuertes procesos de la deforestación y colonización.

La Fundación ProAves está profundamente agradecida por la ayuda recibida de muchas fundaciones y donantes de Europa y EE. UU, que han permitido adelantar el trabajo para la identificación de los bosques más importantes y desprotegidos para las especies amenazadas y ayudar a su protección, ya sea con la compra de tierras, las servidumbres ecológicas o las declaraciones gubernamentales, durante estos tiempos inciertos.

Los esfuerzos de ProAves para proteger a los anfibios fueron favorecidos por el Dr. Don Church y el Dr. Simon Stuart, quienes guiaron nuestros esfuerzos. Gracias a su apoyo (como a través del productor y escritor de televisión Matt Groening) en 2005, establecimos la mundialmente famosa “Reserva ProAves El Dorado” en la Sierra Nevada de Santa Marta, un sitio de la Alianza para la Extinción Cero, donde se conservan 14 especies de anfibios amenazados, incluidos Atelopus nahumae y Atelopus laetissimus. Este santuario de 1.460 hectáreas es una de las áreas protegidas privadas más importantes para la flora y fauna endémicas de Colombia.

La Reserva ProAves El Pangán en la región de la selva tropical del Chocó Biogeográfico de Colombia es el hogar de más de 21 especies de anfibios, incluido el espectacular morfo azul cielo de Oophaga sylvatica, conocido localmente como Kiki. En esta Reserva hemos trabajado arduamente para proteger esta especie y evitar que caiga en manos de los recolectores ilegales para su comercio principalmente en el mercado europeo.

Uno de nuestros logros más importantes fue salvar dos ranas en peligro crítico CR – Ranitomeya doriswainsonae y Ranitomeya tolimense – a través de la compra de tierras de los últimos fragmentos de bosque para crear la Reserva ProAves Ranita Dorada, gracias a la donación de UICN Países Bajos y Dendrobatidae Nederland.  Esta fue la primera “Reserva de Anfibios” del mundo en una zona de cultivo de café. La Reserva está ubicada justo encima de la ciudad de Armero, que fue el sitio de la tragedia de 1985 cuando un flujo piroclástico envolvió la ciudad y mató a más de 23,000 personas.

En 2012 se creó una segunda reserva de anfibios para uno de los vertebrados más venenosos del mundo y en peligro de extinción, Phyllobates terribilis, la Reserva ProAves Rana Terribilis. Ubicada junto a la cabecera del municipio de Timbiquí, en el departamento del Cauca, esta fue la primera área protegida para la Rana Venenosa Dorada que es la Rana Venenosa más grande del mundo. Esta especie depende de bosques primarios en excelente estado de conservación y su rango de distribución es irregular y restringido. Actualmente, está catalogada como en grave riesgo de extinción. Cada individuo contiene suficiente toxina alcaloide para matar a dos elefantes, sin embargo, en cautiverio la especie pierde sus batrachotoxinas que se cree que se originan en un pequeño escarabajo melírido (coresina) que consume la rana. Si bien abunda en cautiverio, es importante mantener a la población silvestre ya que posee un potencial de beneficios medicinales que pueden ser de gran utilidad a la humanidad.

En los últimos años, la financiación para el programa de conservación de ProAves ha disminuido y la organización ha tenido dificultades administrativas, por lo que a principios de 2020, la directora ejecutiva y fundadora de ProAves, Sara Lara, fue nombrada por la Junta Directiva de la Fundación para volver a tomar el timón y enfocar nuevamente a la organización en la investigación y la acción de conservación directa para las especies más amenazadas.

“Aunque Colombia es más conocida por su riqueza en aves, el país es en realidad más importante para los anfibios”, señaló Sara Lara, “ya que hay cientos de ranas endémicas y salamandras que no se encuentran en ningún otro lugar y están en grave riesgo de extinción. Para la Fundación ProAves es una gran satisfacción poder regresar como miembros de la Amphibian Survival Alliance (ASA). Continuaremos trabajando duro para prevenir la extinción de especies de anfibios y proteger su hábitat”.

Actualmente, ProAves está buscando fondos para revitalizar su programa de investigación para promover y ayudar al estudio de anfibios amenazados y establecer acuerdos de colaboración con universidades para alentar y facilitar a los estudiantes el desarrollo de estudios en las Reservas ProAves. Además, esperamos ser un miembro activo de la Amphibian Survival Alliance.

Por Fundación ProAves de Colombia
Foto @ Fundación ProAves de Colombia